La Cuaresma ha llegado a su fin, ya estamos en el umbral de la Semana Santa. (El domingo 21 algunos saboreamos la experiencia del profeta Jonás de la mano del P. David en una tarde de retiro y oración).
Pero como La Cuaresma tiene como finalidad la conversión, aún estás a tiempo. ¿De qué? De escuchar la voz del Señor que te llama, como a Jonás. ¿Qué harás?, ¿huir?, ¿esconderte?, ¿dormir para no responder? No te canses, Dios siempre se sale con la suya. La Palabra de Dios funciona, transforma, la gracia de Dios nunca llega para dejar las cosas como están… siempre te pone en movimiento, te desinstala, te llama a algo, te lleva a sacar lo mejor de ti, a encontrarte con Él.

Y lo mejor sin duda es reconocer que Dios es Dios, el Padre bueno que espera y perdona SIEMPRE, siempre que te arrepientas, que cambies, que confíes en Él. No importa lo “demoniejo” que seas. La misericordia de Dios es enorme, eterna, universal… ¡Acógete a ella! ¡Alégrate! ¡Celébrala!

Tere de Rodrigo


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